miércoles, 6 de abril de 2016

Traductor combinado? Si, ¡gracias!


A los que, como yo, van por la vida de residentes por tiempo indefinido en diferentes países, entre otros alfabetos y otros olores, les habrá pasado a menudo de querer usar en el idioma extranjero una expresión idiomática que en ese momento caería de molde.
Los argot, las expresiones coloquiales, las locuciones, los modismos, los neologismos son un hueso duro de roer para políglotas, estudiantes de lenguas extranjeras, traductores, viajeros, lexicógrafos y recién llegados en el barrio.
Un buen interprete tiene que ser sin duda un buen lingüista, pero también debe ser un buen etnógrafo; no sólo tiene que saber el idioma del que traduce, sino que también debe saber todo acerca de las personas que usan este idioma. Parece, por lo tanto, una tarea que le queda como un guante a mi situación. De un continente a otro, yo vivo entre las personas, entro en sus casa, me río de sus chistes. Me pongo en el idioma del otro. Y soy consciente de que la calle es la mejor escuela de perfeccionamento de enseñanza de idiomas, me refiero a como de verdad se habla cada día, como los más ambiciosos hablantes no nativos aspiran a hablarlo.

De hecho, un hablante no nativo se reconoce por su discurso no-idiomático. En cambio, el dominio de la dimensión fraseológica es fundamental para la comunicación eficaz y auténtica con hablantes nativos. Prueba de ello son la frecuencia de uso de las unidades fraseológicas en la comunicación diaria y el hecho de que son el medio de comunicación con el que se obtienen la verdadera agilidad, precisión y naturalidad del habla.

Los modismos son parte del lenguaje, pertenecen a nuestro habla cotidiana y sirven para caracterizar y variar nuestros discursos. No hay diálogo o situación comunicativa en la que falte, en dosis más o menos generosas, el uso de expresiones idiomáticas.
Para ellas voy a dedicar amplio espacio en otras entradas: su discusión implica problemas relativos a la semántica, especialmente el lenguaje figurativo y las metáforas, la sintaxis y el vocabulario, pero también la cultura que está a la base de su génesis, motivando su significado.
Por ahora, sólo voy a subrayar el hecho de que las estructuras idiomáticas y unidades fraseológicas en general, no son un aspecto pintoresco más de la lengua, sino una realidad viva en el sistema lingüístico que proporciona valores culturales muy importantes.

Y con esto llegamos al quid de la cuestión.

Aunque fundamentales en la economía de un idioma, son complicados para incluirlos en diccionarios y para traducir.
Así también para la fraseología: los diccionarios no son casi nunca de gran ayuda para el traductor. Incluso los diccionarios monolingües a menudo tienen grandes lagunas y los diccionarios bilingües a veces se limitan a sólo dar la traducción literal del término o la explicación del significado, sin indicar la equivalencia en la lengua traducida. A veces uno se encuentra en frente de ese fenómeno llamado interdicción de vocabulario; no se registran, por ejemplo, las voces que pertenecen en su mayoría al lenguaje hablado, otras locuciones están excluidas de los diccionarios en base a criterios de castidad y viven sólo en las colecciones de argot, como lenguaje prohibido. Lo mismo puede decirse de las variantes regionalistas.

Por lo tanto, dada la falta de repertorios bilingües actualizados con las locuciones más estandarizadas y de uso común, el traductor debe hacer frente a estas expresiones con sus propios medios, es decir, la famosa "experiencia", o recurrir a la tradición oral o a los trabajos parciales de los estudiosos.

Las unidades fraseológicas son para los estudiantes de un idioma extranjero un problema incluso para los niveles más avanzados de dominio de la lengua, por lo que deberían incluirse en la enseñanza / aprendizaje de una lengua extranjera.

En lo personal, desde hace unos quince años me topo puntualmente con formas de decir que me traen más de un dolor de cabeza a la hora de interactuar con los nativos. Esto se debe a que el significado de una frase depende de un convenio existente en la comunidad idiomática de pertenencia y no es posible traducirla palabra por palabra al otro idioma. La única manera de entender esas locuciones es experimentarlas, usarlas e intercambiarlas, es decir, entrar en la comunidad idiomática de turno.

Esto es a lo que llamo una inmersión verdadera y exhaustiva en un nuevo idioma y una nueva cultura.

Y eso es lo que me inspiró a crear este incipit de diccionario fraseológico contrastivo, este banco de frases, modismos, expresiones idiomáticas, formas proverbiales, frases, palabras curiosas, cada uno con un ejemplo contextual en inglés, italiano y español,  actualizandose continuamente, como lo hacen la vida, los viajes y los cambios sociales.

Transidiomexpress existe porque a lo largo  del camino a menudo he pensado en querer consultar uno. Será de gran ayuda para muchos como yo. Quiere ser y espero que se convertirá en un hito pionero lexicográfico de consulta en el estudio de la traducción de las equivalencias de las unidades fraseológicas para la creación de diccionarios trilingües, hasta ahora inexistentes.

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